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Lee las últimas publicaciones de Oniros.

from PÁNFILO

Naciste antes de todo (los pasos no hacían ruido la gente no se miraba)

Eres un fantasma en mi hogar comiendo tan ausente tan sin verme

(hacinando mis palabras en el grave silencio del planeta más remoto)

 
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from Crónicas de un capitalismo interiorizado

Escribir es un proceso íntimo y solitario, donde cada persona busca su manera y su forma de proceder. Todas son válidas. En mi caso, tiene mucho de ritual, me gusta sentirlo como algo que llegado el momento sucede, como si tuviera vida propia y apenas necesitara mi intervención.

sobre una mesa de madera aparece una libreta azul claro cerrada, sobre ella un bolígrafo y confeti Foto alojada en mi cuenta de Pixelfed

Todo comienza con un periodo de siembra. Durante unos días dejo que mis sentidos se inunden, que capten lo que sucede a mi alrededor, recolectando momentos, dejando que me impregnen como en una pintura impresionista.

Algunas ideas germinan, frágiles, aunque pasados los días muchas quedarán por el camino. Nunca se descartan del todo, puede que simplemente no sea su momento, permitiré que vuelvan si lo creen necesario. Otras surgirán fuerte y reclamarán nutrientes para seguir creciendo y muchas veces tengo que salir a su encuentro.

Mi escritura surge de la escucha y la observación. En palabras de Ursula K. Le Guin contar es escuchar. Así que habitualmente busco escaparme a un parque tranquilo donde conectarme con la naturaleza, o bien lo contrario, rodearme de gente real, gente conectada con el mundo. Viajo en transporte público, voy a cafeterías, a los pequeños comercios, a la peluquería, o a mirar piezas de artesanía. Antes no sabía valorar estas cosas pero en una cultura cada vez más globalizada y estandarizada, donde prima lo igual, cada vez me atrae más lo distinto, la alteridad.

Una mesa de bar, en la calle, con un café con leche y la libreta azul Foto alojada en mi cuenta de Pixelfed

Pasado un tiempo llega el momento de la recolección, y creedme cuando os digo que no es una tarea agradable, me requiere mucho tiempo y energía, y nunca hay un momento ideal para hacerlo. En mi caso se manifiesta como una pulsión expresiva, las palabras luchan por salir y sólo puedo intentar recolocar la agenda para darles espacio. La ventana de tiempo para escribir es corta, y sé que si dejo pasar los días las ideas perderán fuerza, se diluirán y acabarán desapareciendo.

En esos momento escribir consiste en mantener la tensión. Ha picado, pero aún no hemos pescado el pez, y comienza una persecución de la idea, buscando que mi brújula interna interna me diga: es por ahí, sin tirar demasiado fuerte para que no se asuste, y sin divagar demasiado para no perderla de vista.

No siempre sale como a uno le gustaría. Escribir es un ejercicio de decepción. Ojalá ser capaz de transmitir las ideas cuando forman parte aún de ese caldo espeso y primigenio donde todo es potencial, cuando aún no necesitan límites, formas ni aristas, para no ser esclavo de la linealidad de las palabras imperfectas.

Cada palabra en la escritura resulta una duda, una decisión. Escribir es sacrificar y descartar posibilidades. Escribir es renunciar.

Un dado de 20 caras Foto alojada en mi cuenta de Pixelfed

Pero debo seguir sintiendo la tensión del sedal, pendulando entre volcar rápidamente las primeras palabras que vengan a mi mente pensando en reescribir después, o dedicando un momento de pausa a seleccionar la palabra precisa.

Al final, como resultado de esta pesca obtengo un texto, y toca conocerlo, releerlo y congraciarse con él. A veces la pieza será un lucio de más de dos kilos, y a veces será una bota ajada o una descolorida lata de refresco. Escribir es aceptar que esto también forma parte de ti.

Lo que me resulta más curioso es que, en ocasiones como esta, el resultado obtenido ni siquiera toca los temas que inicialmente pretendía, el texto se independiza del autor. Escribir es librarse de las propias expectativas.

Dice Juan José Millás en su libro La vida a ratos: «A mis alumnos del taller de escritura, en general, les da pereza escribir. En realidad no quieren escribir, quieren haber escrito». Creo que la única forma de salir indemne de la escritura es valorar el proceso. Escribir es amar el destino, amor fati que decían los estoicos o el propio Nietzsche.

Si hay algo que en estos días verdaderamente me motiva a escribir, es este trabajo consciente de valorar el proceso. Por eso acompaño estos textos con mis propias fotos, con fotos de mi libreta y con algunos números para dar una idea del tiempo dedicado.

Visitante del museo reina Sofía contemplando cuadros Foto alojada en mi cuenta de Pixelfed

Escribir es sin duda un acto de rebeldía. Sentado en un parque, en un banco o en una cafetería, al aire libre, escribiendo a mano, sobre una libreta de sencillo papel. Sin posibilidad de borrar, tachando, anotando encima, normalizando los errores, notando que son parte del proceso.

Siendo consciente también de que escribir es un privilegio. Me siento privilegiado porque he tenido salud, una buena formación, acceso a un montón de oportunidades, y la familia que hemos generado me ha apoyado y comprendido en mis excentricidades. También me siento privilegiado por tener un trabajo que me proporciona mucha autonomía y promueve mi crecimiento más allá de lo laboral. Sé que es mucho más de lo que otras personas tienen que hacer para sobrevivir.

También escribo para comprenderme. Pasamos media vida creando nuestra identidad, y la otra media intentando desmontarla en pedacitos.

Años escondiéndonos tras capas y capas de cuentos que hemos terminado por creernos, donde hemos encontrado nuestra identidad sexual, de género, sintiéndonos parte de grupos sociales, decidiendo cuánto de nosotras mismas dejamos por el camino para pertenecer, escogiendo nuestra ropa, peinado o aficiones. Fumando o no, decidiendo si somos alguien que bebe alcohol, si nos llama el deporte, o qué tipo de música o cine nos gusta. Formamos nuestras preferencias políticas, nuestros referentes, decidimos si formaremos o no familia...

Llegado cierto punto empezamos a ser conscientes de que muchas de esas supuestas decisiones no han sido tan libres y que la vida se ha interpuesto mucho en nuestro camino.

Ahora me siento recorriendo el camino a la inversa, cambiando gustos y prioridades, peleándome con mis incongruencias, descubriendo todo un rango de grises entre el blanco y el negro. Escribir ahora, para mí, está siendo todo un camino de regreso.

Un camino en el que se tambalea incluso lo que sabes de ti mismo, transitando por la autoaceptación y la autocompasión.

Foto en blanco y negro de un caballo flaco Foto alojada en mi cuenta de Pixelfed

No seré alguien del que hablen los libros, ni que permanezca en la historia. No serán gracias a mí los siguientes aportes a la humanidad, ni salvaré el planeta de su situación de emergencia climática. En lo que me proponga siempre habrá alguien mejor que yo. Y eso está bien. Cada vez puedo escribir estas frases con más calma y menos melancolía.

Escribir es reconciliarse con uno mismo, con nuestras limitaciones, con nuestras malas decisiones y nuestros fracasos, intentando dejar de lado si es justo o la idea de merecer eso o aquello. Por eso creo cada vez más en la importancia de los relatos.

Puedo ser alguien al que no le gusta el futbol y sin mucho sentimiento patrio, pero también alguien que disfrute con amigos de un partido de la selección. Puedo sentirme hombre hetero sin estar atado a unas normas sociales de masculinidad tóxica. Puedo ser profundo, o puedo ser ligero y disfrutar de las tonterías más grandes. Puedo hacer cosas que no se me dan bien por el mero hecho del disfrute o por probar. Puedo ser consciente de la importancia de la alimentación y un día disfrutar de la comida basura. Puedo dejar que me definan mis estudios o cambiar de opinión y realizar cambios en mi vida. Puedo poner mucha importancia en mi profesión o permitir que sea únicamente lo que me proporciona un sustento. Puedo ser alguien mediocre y aun así amado y valorado.

Escribir ayuda a repensar quién somos, a recordarnos que tenemos un valor intrínseco, que no somos ni lo que hacemos ni nuestro dinero en el banco.

Está siendo un proceso difícil, en el que llevo años y del que supongo que no tendrá fin, pero al fin y al cabo era Sócrates el que decía que una vida no examinada no merece la pena ser vivida.

En los últimos años me siento mucho más atraído hacia la filosofía, tanto la actual como la clásica. Conectar con las preocupaciones y con las preguntas que se hacía gente que vivió hace dos mil quinientos años, notar las similitudes y las diferencias, me proporciona perspectiva y me recuerda que muchas preocupaciones son parte de la condición humana.

Foto de la máscara de Dante en Florencia Foto alojada en mi cuenta de Pixelfed

Sin embargo vivimos unos tiempos en los que socialmente sólo se valora lo productivo y los resultados. Continúo así contra corriente, buscando referentes entre personas valientes con vidas sencillas, que nos muestren otros relatos posibles, que nos enseñen el valor más allá de lo económico, que se puede ser más con menos.

La salvación de lo bello que propone Byung-Chul Han, que nos permita escapar de un capitalismo que hemos interiorizado como única posibilidad. Desde muy pequeños se nos ha introducido en nuestras venas, y ahora ya ni siquiera nos damos cuenta de cómo influye y modela nuestras vidas.

He cambiado el nombre del blog a “Crónicas de un capitalismo interiorizado”, sin más pretensión que la construcción de relatos, poniendo en valor mi mirada del mundo, que en ocasiones me duele y en ocasiones me maravilla. No siempre obtendré buenos resultados pero voy formando cierta intuición con el proceso.

Escribir, en definitiva, es actuar. Y hasta aquí llega esta vez mi acto de rebeldía.


P.D: El foco de este blog es mío e interno, no busco publicidad, productividad o periodicidad, nace para vivir sin ataduras. Aun así, ojalá me lea más gente, no por aumentar mi ego, sino porque me ayude a conocer personas interesantes.

Si estás en un proceso parecido, si te ha gustado o si por el contrario no estás nada de acuerdo, me encantará conocerlo y saber de ti.

Tiempo de escritura: 5 horas en papel, 3 horas para pasarlo a limpio y reescribir, 1 hora seleccionando y colocando fotos.

 
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from felipalf

Este libro habla desde la perspectiva del feminismo gordo y los temas que trata son importantes y no se tratan en general: la otredad de la gorda; la discriminación por peso; lo desligada que está la salud mental de la corporal. El problema de este libro de temas importantes es que el hilo conductor de los pasajes es tenue y hay bastantes erratas.

La labor de Antonia es loable. Modelo de tallas grandes y emprendedora de cruzadas por vidas que no estén coartadas por cómo nos vemos o cómo nos ven.

Antonia habla de neutralidad corporal, de positividad corporal y de gordofobia. Los temas que trata se pueden resumir en dos, entrelazados:

  • La universalidad del rechazo al cuerpo propio (y ajeno). La educación, la presión social, los anuncios, nuestra tía pesada,…, nos educan a todas para aspirar a un cuerpo. Un cuerpo en concreto. Esto a veces se esconde bajo un “por tu salud”, pero da igual, porque aspiramos a imposibles, que siempre harán que rechacemos el todo o partes de nuestros cuerpos.

  • La necesidad (ficticia) de mejorar nuestros cuerpos de mujer. Y como consecuencia del punto anterior, compraremos cremas, seguiremos dietas o tendremos comportamientos que nos llevarán a una permanente insatisfacción corporal, alimentando a la rueda del capitalismo. Insatisfacción, compra, insatisfacción, compra.

Un primer paso para aceptar nuestros cuerpos, como los transportes de vida que son, es no comentar, no juzgar nuestro cuerpo ni el ajeno. Pero qué difícil esto.

“Mi cuerpo existe para mi” (Estefanía Fernández, nutricionista).

Hay más hispanohablantes hablando de estos temas y cómo lidiar con ellos desde la cultura de dieta en la que vivimos. Dejo enlaces a Esto es Nutrición y a Mujeres comiendo, pero seguro que hay más.

Dibujo de un cuerpo

 
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from ferlagod

Despedida de Oniros.eu: Cerrando un Capítulo

Querida comunidad de Oniros.eu,

Hoy quiero compartir con ustedes una decisión que ha sido profundamente meditada. A partir del 1 de enero de 2024, Oniros.eu, la instancia de WriteFreely que ha sido un espacio para la expresión escrita, cerrará sus puertas.

La principal razón que ha llevado a esta despedida es la falta de tiempo necesario para mantener y ofrecer el servicio con la calidad que ustedes merecen. Con el tiempo, los compromisos personales y profesionales han aumentado, limitando mis recursos disponibles para mantener el sitio adecuadamente.

Si bien es cierto que la parte económica ha sido un factor en esta decisión, quiero resaltar que, en última instancia, esta despedida se trata de simplificar mi vida digital. Mantener un servicio como Oniros.eu implica recursos, y he llegado al punto en el que necesito utilizar mis recursos de manera más eficiente.

Quiero aprovechar esta ocasión para agradecer profundamente a todos los miembros de la comunidad de Oniros.eu que han sido parte de este viaje conmigo. Sus contribuciones han enriquecido nuestras vidas con una diversidad de perspectivas, pensamientos y emociones a lo largo de este tiempo, y estoy sinceramente agradecido por su apoyo y participación.

Aunque Oniros.eu cerrará sus puertas, quiero enfatizar que la escritura tiene un poder único para conectarnos y transmitir nuestras experiencias. Estoy seguro de que encontrarán nuevos lugares para compartir sus historias y pensamientos, ya que la creatividad y la escritura no tienen límites.

Gracias por ser parte de esta comunidad y por su apoyo continuo. Les deseo a todos un futuro lleno de escritura y creatividad.

Atentamente,

ferlagod

#oniroseu #cierre #despedida

 
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from Blog de Doclomieu

Estos últimos días me he dado cuenta de la importancia que tiene el color, y la estética, en las presentaciones. Nunca me había gustado la estética de las presentaciones que preparaba para los congresos. Quizás, aquellas que preparaba para eventos divulgativos tenían una estética más agradable, pero aun así nunca lograba un acabado con el que estuviese satisfecho. Sin embargo, esto tampoco me había preocupado en exceso. No eran bonitas, pero lo importante era el contenido.

En el último mes, he tenido que preparar unas cuantas charlas y una persona, de la que valoró mucho su opinión, me ha dicho que la estética de mis presentaciones se parece a aquellas que se hacían en los 90 con la llegada del PowerPoint, y que tenía que tratar de mejorarla para ayudar a captar la atención del público, porque también se come con los ojos. Aunque, como he dicho, era algo que sabía, fue un duro golpe, pero un golpe de los que te espabilan y te hacen ponerte las pilas para cambiar. Como una imagen vale más que mil palabras, creo que es mejor dejar aquí la portada de la plantilla. Para diferentes presentaciones, solamente cambiaba el color del fondo y de la barra superior.

Portada de la plantilla antigua en la que se ve un fondo azul claro horrible y una barra azul oscura en la parte superior

Ese mismo día, asalté a mis compañeros de departamento a ordenador armado y les pedí consejo sobre el uso del color. Una compañera me dijo “hombre, Carlos, que estamos en el siglo XXI, googlea paleta de colores y verás que te salen un gran número de resultados”.

Esta compañera me recomendó Data Color Picker by Learn UI Design. Sin embargo, no logré encontrarle el punto para hacer una paleta de colores con la que me sintiese a gusto, ya que solo podía escoger el primer y último color.

Seguí buscando y encontré Coloors. Nada más abrirlo casi me da un ataque epiléptico por los destellos de los colores cambiando, pero una vez que se para es una web muy agradable. Además, es fácil de usar. En esta web estuve metido toda una mañana para buscar una paleta de 5 colores con la que me sintiese a gusto. Sabía que tenía que tener un morado, un rojo y un azul, pero ¿que colores en concreto? ¿Con qué otros dos colores podría combinarlos? Salto tras salto de color, fui eligiendo aquellos colores que me iban gustando, hasta dar con la combinación perfecta.

Portada de la plantilla nueva en la que se ven dos barras con los colores elegidos, una vertical en el lateral izquierdo y otra en horizontal en la parte inferior derecha

Obviamente, no es la plantilla con el estilo más bonito del mundo, pero, comparada con la versión anterior, creo que puedo estar orgulloso de la mejora que he realizado en unos pocos días. Sobre todo si tenemos en cuenta que este era el estilo que estaba utilizando desde 2019 (el estilo anterior era incluso peor, que hubo gente que lo comparó con una esquela). Espero que la próxima mejora en la estética de mis presentaciones no ocurra dentro de 4 años, tras un nuevo comentario afilado a la par que acertado.


Y como siempre, los hashtags:

#Ciencia #Color #Estética

 
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from felipalf

Hace un poquito más de un año murió mi abuela. Desde entonces, quiero contarme su historia, pero resulta que no se contar historias.

Mi abuela era una señora mayor ya con 50, muy católica y muy servicial. La mayor de 8 hermanos. Una vida casi aburrida, si no fuera por las varias mudanzas dentro de Aragón; los años de mesonera en Andalucía después de la guerra; la migración a Francia, donde nunca llegó a encajar; y esos trabajos para los que o tenía que caminar cerca de cuatro horas, o se encariñaba con criaturas que, pasados los 8, la despreciaban por ser del servicio. De esos años de cuidados no le quedó pensión alguna, lo que le quedaron fueron unas manos hábiles de grietas negras y una columna que la doblegaba hacia el suelo, cada año un poco más.

Migrante y retornada, esperándome a la puerta del cole con el bocata de jamón y queso. Vivió en casa desde la muerte de mi abuelo, cuando yo tenía 11 años. Creo que tuvo que morir, con sus largos 98 años, para que yo fuese consciente del pilar que siempre fue en mi vida; de que me crió junto con mis padres.

Quiero visitar sus historias, desde lo imaginado, y que sus imágenes se mezclen con las de esas otras mujeres, tías y primas, que escuchaba fascinada de cría, en la penumbra de la cadiera, las tardes de verano. Quiero quedarme un ratito más con esa abuela mía en traje de faralaes y caminando con desparpajo por ciudades extrañas.

En la penumbra de la cadiera

Como no sé contar historias, voy a escribir notas públicas con las que ir aprendiendo. Soy de escribir diarios, de los de sacar para fuera lo que me corroe, y darle sentido a la vida, al contármela. Pero no soy mucho de contar historias. Y me da miedo contar las historias de mi abuela con una torpeza tal, que aburran. En mi plan de ruta hay revueltas que quizás me impidan llegar jamás a contarme las historias de mi abuela y sus primas como ellas merecen. Veamos.

 
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from Blog de Doclomieu

Ayer estuve hablando con un compañero de un mineral, de su rareza y de su estructura. Por la tarde, quise ampliar la información que le había dado. Una de las cosas que quería mostrarle, que no pude hacerlo mientras hablábamos en un pasillo, era la estructura de ese mineral. ¿Cómo podía enseñársela?

La opción más sencilla era enviarle el link de la ficha del mineral en mindat.org y que viese allí la estructura: https://www.mindat.org/min-1951.html#autoanchor10. Pero esta era la opción fácil y a mí siempre me gusta complicarme la vida. Además, me dije: ¿y si quisiese mostrar esa estructura en un blog? Esta opción no me sirve.

Decidí utilizar la “cuenta de la vieja”, versión informática, es decir, utilizar los programas ya conocidos para tratar de hacer un pastiche que pudiese funcionar. Así que abrí el archivo .cif en Vesta y lo guarde en formato .pdb. Este fichero lo abrí en Blender para exportarlo como .obj, que abrí y guardé de nuevo como .obj en 3D builder. Este último archivo fue el que importé en FreeCAD para exportar el modelo en formato .html, con la estructura que quería mostrar. El problema de este modelo, como podéis ver, es que no se puede hacer gran cosa con él. Solo rotar y hacer zoom. Como quería enseñarle las capas de Mg que hay en la estructura de la huntita hice una superestructura de 2x2x2 celdas unidad, pero no se muestra la celda unidad, ni se pueden seleccionar los átomos, ni cambiar sus tamaños. Además, este método hace que las estructuras se carguen muy lentamente.

Por casualidad, encontré 3Dmol, pero está pensado para moléculas y tiene algunas carencias (o no he sabido encontrarlas, porque supera mis escasos conocimientos informáticos). Lo básico es muy fácil de hacer, os dejo aquí el código que he utilizado yo:

<script src="https://3Dmol.org/build/3Dmol-min.js"></script>     
<script src="https://3Dmol.org/build/3Dmol.ui-min.js"></script>     
 
<div style="height: 400px; width: 400px; position: relative;" class='viewer_3Dmoljs' data-href='https://cpimentelguerra.com/huntite/huntite3.xyz' data-type='xyz' data-backgroundcolor='0xffffff' data-style='stick;sphere:radius~0.6' data-ui='true'></div>  

Y debajo podéis ver el modelo creado. Sin embargo, no permite mostrar la celda unidad de la estructura, ni multiplicar el número de celdas unidad, tampoco permite seleccionar los átomos. Lo bueno de este modelo comparado con el que creé en FreeCAD es que es mucho más rápido de hacer, pesa menos y permite cambiar el formato de visualización.

Ahora estoy investigando como utilizar JSmol, que es el software que utilizan en Mindat. En principio hace falta instalar JSmol en un servidor propio, algo que no tengo y no me interesa, pero creo que se podría hacer algo similar a como se utiliza 3Dmol. Tendré que seguir buscando como hacerlo, porque es la opción que más me interesa, ya que es la más completa (se puede mostrar información sobre los átomos, aumentar el número de celdas unidad mostradas, modificar el estilo, medir distancias, etc.). Sin embargo, me quedan todavía bastantes pruebas, porque hasta el momento no he logrado hacer que funcionen los archivos web en local, pero todo se andará. Espero poder mostraros resultados pronto.


Y como siempre, los hashtags de rigor:

#Ciencias #Cristales #Estructuras #Minerales

 
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from PÁNFILO

Para estrenar el blog dejo un pequeño texto de hace ya unos años:

no me parece justo este pacto comer del mundo y que él coma de mí es injusto yo no tengo alternativa para vivir el mundo podría cambiar su dieta nadie me pidió permiso estoy atado para que no me resista yo no sé lidiar con el run run run run y las exigencias solo soy un feto con estereoides que dan poderes y deudas impagables que no pienso pagar no he pedido nada pero aquí estoy por eso debo leer las normas que fueron escritas por la misma mano podrida que me acaricia el estómago estoy lleno tengo una modorra insoportable estoy empachado desconozco la fecha de hoy porque no me es útil en lo homogéneo quiero disolverme no hay otra salida pero run run run run a mi alrededor como muros run run run run el tiempo arde y ondula como el aire sobre la hoguera el run run run run me obliga a existir durante el tiempo acordado porque ayer es hoy y hoy es mañana y todos son cualquiera sin yo saberlo mis pasos caen al azar en el suelo liso negro todas las pisadas caen en el mismo punto del espacio y el tiempo en el mismo punto están todas las pisadas reunidas sucediendo a la vez mientras escribo esto lejos a ver si alguien lo escucha en otro punto de existencia imposible de justicia anhelada

 
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from Crónicas de un capitalismo interiorizado

Hay grietas por las que la vida se escapa a borbotones.

Flor entre las grietas del asfalto Foto de mi cuenta en Pixelfed

Toda mi vida he ido a la misma peluquería de barrio. Una peluquería para hombres, donde ya mi abuelo se cortaba el pelo, y donde el peluquero de vez en cuando me recordaba que, una vez siendo pequeño, me pasé todo el rato llorando, y que no había forma de calmarme a pesar de que peluqueros y hasta clientes lo intentaban.

En mi memoria queda el recuerdo de una pistola de juguete de muchos colores, que me prestaron para distraerme. Al parecer era su último recurso para estos casos. También recuerdo mirar esa pistola con curiosidad al fondo de la vidriera que la contenía, tras frascos de after shave Williams y colonia Brummel.

Ese lugar, esos momentos de espera a nuestro turno, con la radio siempre encendida, expectantes, como ovejas haciendo cola para ser esquiladas, me causaban una gran fascinación.

Por aquel entonces la espera no estaba mal vista, pasé muchos sábados de minutos interminables que sirvieron para cultivar mi paciencia y mi escucha. A veces pasaba un señor por la puerta y decía: “¿Cuántos hay por delante?” y en función del número se unía a nuestra fila, o soltaba un “bueno, pues voy a un recado y vuelvo”, y al rato se repetía la operación. Algunas veces guardaban el turno: “No te preocupes, vas después de este chaval”, e incluso a veces encontraban en la sala de espera hasta servicio de guardería: “¿Te importa si te dejo al niño un momento mientras voy a la droguería?”.

Todos éramos chavales disciplinados que esperábamos estoicamente a pasar la obligación de aquel trance, mientras observábamos las revistas de motor con coches increíbles, o los pósters con desconocidos modelos extranjeros (diría que americanos), cuyos peinados nunca fueron replicados. Apostaría a que esos pósters aún forman parte de la decoración.

Sí, la peluquería era un templo de la construcción social del género masculino, pero también era un negocio honrado, de gente trabajadora, en un barrio humilde. Y ante todo era un lugar donde las vidas ajenas se filtraban por las rendijas.

Los peluqueros, a pesar de estar largas horas trabajando, conocían a todas las familias del barrio, se preocupaban por la salud de los vecinos y las vecinas, preguntaban por la gente a la que hacía tiempo que no veían, y sabían hasta quién se codeaba con quién en qué momentos.

Aquello me gustaba tanto que tardé en cambiar de peluquería unos treinta años, y no sin cargo de conciencia. Varios de esos últimos años ya estaba independizado, pero me desplazaba allí aprovechando visitas a familiares. Entre tanto, fui buscando otras peluquerías más cercanas, permitiéndome probar de vez en cuando, e inventando excusas que nunca me pidieron, con cierta sensación de infidelidad.

No encontré lo que buscaba. A veces resultaba muy caro, o muy impersonal, o el corte era muy distinto, o todo se hacía con la máquina en cinco minutos, sin usar las tijeras.

Hasta que comprendí que estaba buscando otra cosa.

Echaba de menos las vidas cruzadas, parece que año tras años los humanos nos vamos escondiendo cada vez más, capa tras capa. En las grandes ciudades las personas nos hemos vuelto expertas en ello, en ocultarnos tras las pantallas o la música de nuestros dispositivos, en desaparecer tras la transparencia pornográfica de la exposición en redes sociales, perdiendo los relatos para convertirlo en datos compartidos.

No buscaba un corte de pelo, sino volver a sentir la vida detrás del telón del trabajo diario.

Ahora he encontrado un nuevo lugar de paz: una peluquería de barrio, barata, para mi sorpresa perteneciente a una franquicia, y a la que fui por primera vez a regañadientes, y sólo porque mi compañera de vida, harta de mí, llamó para concertar la cita.

Llegué caminando con un libro en la mano como habitualmente, y una de las peluqueras, apagando el sonido del secador, me dijo en tono más bien seco:

—¿En qué puedo ayudarle? —Tengo cita para las once. —¡Uy! ¡Si es que te he visto con el libro en la mano y pensaba que venías a vender algo!— Todas estallaron en risas. Y la vida retomó su curso.

Desde entonces es mi peluquería habitual. A pesar de ser una peluquería unisex apenas se ven hombres por allí, y creo que al principio pusieron ciertas cautelas, preocupándose por la invasión del espacio, pero al fin y al cabo mis cortes de pelo son rápidos, y tener una niña de seis años me ha abierto muchas conversaciones.

Fuente abandonada en un parque vallado Foto de mi cuenta en Pixelfed

Ayer, esperando en los asientos a que llegara mi turno, hubo un momento en que Toñi, aquella peluquera que me recibió el primer día, se fue y volvió un par de minutos después con los ojos algo enrojecidos. Otra clienta de la fila de enfrente, le preguntó preocupada:

—¿Estás bien? —No, no estoy bien— dijo con una amarga sonrisa de aceptación.

La clienta a la que estaba peinando —de la que posteriormente me enteraría que tiene una hermana que también va por allí y que son “clavaditas” y que hay veces que las confunden—, observó en el espejo a Toñi y por fin realizó la pregunta que todas esperábamos:

—¿Qué ha pasado? —No..., que murió mi padre —haciendo esfuerzos por contener las lágrimas—. Pero ya estoy mejor.

Así fui testigo de cómo las máscaras caían, y un torrente de vida derribaba roles, estereotipos y normas relacionadas con el trabajo.

En silencio, mientras me empapaba de lo que significaba la sororidad, descubrí que una situación así no podría haberse dado en mi peluquería “de caballeros”, y me recordé cuánto nos condiciona el género.

Entonces comenzó el baile de preguntas y respuestas, inevitable, repleto de lugares comunes, entre música pop y mezclas de tintes, como pequeño ritual para normalizar y honrar su memoria:

Hace un mes. 75 años. Superó una neumonía por covid y fíjate tú. A él nunca le dolía nada. Hablé con él esa misma mañana. Por lo menos no sufrió.

Poco después todo se había reconstruido de nuevo: Recuérdame tu apellido. Cuánto te debo. Pasa por aquí. Cómo quieres que te lo corte.

Espero que, como en esta peluquería, no nos olvidemos de ser humanos. Ahora mismo es lo que me mueve. Creo que he pasado tantos años tapando grietas y avergonzándome de mi vulnerabilidad que ahora, consciente o inconscientemente, paso mi vida buscando esas grietas de verdadera conexión.

Gracias Toñi por tu vulnerabilidad y por devolverme las ganas de escribir.

Tiempo de escritura: 4 horas en papel y 2 horas para pasarlo a limpio.

Flores en el asfalto en un puente por encima de una carretera Foto de mi cuenta en Pixelfed

Puedes ver fotos de la libreta donde fue escrito a mano aquí.

 
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from ferlagod

¡Saludos a todos! Quería informarles que la plataforma Writefreely en oniros.eu se someterá a tareas de mantenimiento el día 30/08/2023 por la tarde (16:00-17:00h).

Esperamos que estas tareas no afecten negativamente su experiencia en la plataforma. En caso de experimentar alguna ralentización del servicio, les pedimos que no se preocupen, ya que anticipamos que estas tareas no se extenderán por más de 15 minutos.

Agradecemos su comprensión y les pedimos disculpas por cualquier inconveniente que esto pueda causar. ¡Un cordial saludo a todos!

 
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from Hoy son como dos extraños...

La historia de dos que se amaron con todos sus latidos. Y con toda la fuerza del alma. Cuánto amor había entre ellos, no podían vivir el uno sin el otro.

Se adoraban . Se deseaban se anhelaban, fue amor a primera vista. Se conocieron y sintieron que se habían esperado toda la vida.

Nunca se había visto dos seres amarse así tan fuerte. Ella solo tenía ojos para el. Y el vivía para su amada, juntos hicieron una bonita historia de amor.

Amor entre una loca Poetisa soñadora. Que a su amado le dedicaba los más bellos poemas, el hombre. Sabio humilde. Caballero noble. Y de un gran corazón.

Se amaban. Si,. En sus miradas desbordaban amor, pasión, ternura,. Complicidad, y mucha. Pero mucha felicidad,

De repente por cosas del destino se tuvieron que separar. Y cada uno emprendió un camino diferente. Aún amándose,

Hoy son como dos extraños. Lejos uno del otro. Pero en su corazón. Aún late la fuerza de su amor. Cierto día cuando sin planearlo. Se miraron de lejos. Su corazón. Latió con fuerza al sentir la presencia del amor.

Son como dos extraños. Pero aún así su corazón no dejaron de latir al mirarse de lejos,

Yo digo que la fuerza de un gran amor. Jamás se acabará. Siempre estará presente entre ellos.

 
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from El verdadero amor

“Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana, mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno, sufrió un infarto y cayó. Mi padre la levantó como pudo y, casi a rastras, la subió a la camioneta. A toda velocidad, sin respetar semáforos, la condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido. Durante el sepelio, mi padre no habló; su mirada estaba perdida. Casi no lloró.

Esa noche, sus hijos nos reunimos con él. En un ambiente de dolor y nostalgia, recordamos hermosas anécdotas y él pidió a mi hermano, teólogo, que le dijera donde estaría mamá en ese momento. Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, y de conjeturas de cómo y dónde estaría ella. Mi padre escuchaba con atención. De pronto pidió que lo lleváramos al cementerio.

“¡Papá!”, respondimos, “¡son las 11 de la noche, no podemos ir al cementerio ahora!”.

Alzó la voz, y con una mirada vidriosa dijo: “No discutan conmigo, por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años”.

Se produjo un momento de respetuoso silencio, no discutimos más. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador. Con una linterna llegamos a la tumba. Mi padre la acarició, oró y nos dijo a sus hijos, que veíamos la escena conmovidos: “Fueron 55 años... ¿saben? Nadie puede hablar del amor verdadero, si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer”.

Hizo una pausa, y se limpió la cara. “Ella y yo, estuvimos juntos en aquella crisis. Cambié de empleo...”, continuó. “Hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de los seres queridos, oramos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y perdonamos nuestros errores... Hijos, ahora se ha ido, y estoy contento, ¿saben por qué?

Porque se fue antes que yo. Ella no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto, que no me hubiera gustado que sufriera...“. Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado en lágrimas. Lo abrazamos, y él nos consoló: “Todo está bien, podemos irnos a casa; ha sido un buen día”.

Esa noche entendí lo que es el verdadero amor; dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, ni con el sexo, más bien se vincula al trabajo, al complemento, al cuidado y, sobre todo, al verdadero amor que se profesan dos personas realmente comprometidas”.

 
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from Pandora

El verdadero amor...

“Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana, mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno, sufrió un infarto y cayó. Mi padre la levantó como pudo y, casi a rastras, la subió a la camioneta. A toda velocidad, sin respetar semáforos, la condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido. Durante el sepelio, mi padre no habló; su mirada estaba perdida. Casi no lloró.

Esa noche, sus hijos nos reunimos con él. En un ambiente de dolor y nostalgia, recordamos hermosas anécdotas y él pidió a mi hermano, teólogo, que le dijera donde estaría mamá en ese momento. Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, y de conjeturas de cómo y dónde estaría ella. Mi padre escuchaba con atención. De pronto pidió que lo lleváramos al cementerio.

“¡Papá!”, respondimos, “¡son las 11 de la noche, no podemos ir al cementerio ahora!”.

Alzó la voz, y con una mirada vidriosa dijo: “No discutan conmigo, por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años”.

Se produjo un momento de respetuoso silencio, no discutimos más. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador. Con una linterna llegamos a la tumba. Mi padre la acarició, oró y nos dijo a sus hijos, que veíamos la escena conmovidos: “Fueron 55 años... ¿saben? Nadie puede hablar del amor verdadero, si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer”.

Hizo una pausa, y se limpió la cara. “Ella y yo, estuvimos juntos en aquella crisis. Cambié de empleo...”, continuó. “Hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad. Compartimos la alegría de ver a nuestros hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de los seres queridos, oramos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y perdonamos nuestros errores... Hijos, ahora se ha ido, y estoy contento, ¿saben por qué?

Porque se fue antes que yo. Ella no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida. Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios. La amo tanto, que no me hubiera gustado que sufriera...“. Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado en lágrimas. Lo abrazamos, y él nos consoló: “Todo está bien, podemos irnos a casa; ha sido un buen día”.

Esa noche entendí lo que es el verdadero amor; dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, ni con el sexo, más bien se vincula al trabajo, al complemento, al cuidado y, sobre todo, al verdadero amor que se profesan dos personas realmente comprometidas”.

 
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from ferlagod

Hoy os traigo una reseña sobre la novela gráfica “Los surcos del azar”, segundo libro de este autor que acabo de leer y como adelanto os digo que me ha encantado.

Paco Roca, el autor

Paco Roca es un historietista e ilustrador español conocido por su trabajo en el ámbito de la novela gráfica. Nació en Valencia en 1969 y desde su infancia desarrolló una pasión por los cómics, siendo influenciado por obras como Astérix, Blueberry, Mortadelo y Filemón y Tintín. Estudió Artes y Oficios en la escuela de Valencia y comenzó a trabajar en publicidad.

Sus inicios como historietista se dieron en 1994 en la revista Kiss Comix, donde dibujó historietas eróticas con personajes infantiles como protagonistas. Más tarde, trabajó en El Víbora y empezó a destacar en el mercado francés con obras como El juego lúgubre y Las aventuras de Alexandre Icaro.

En 2007, su novela gráfica Arrugas recibió gran reconocimiento y premios, incluyendo el Premio Nacional del Cómic. A partir de entonces, Paco Roca continuó creando obras destacadas como Las calles de arena y El invierno del dibujante.

En 2013, publicó Los surcos del azar, basada en la historia de La Nueve, una división del Ejército de la Francia Libre formada por españoles durante la Segunda Guerra Mundial. En 2015, su obra La casa fue galardonada como Mejor Cómic Nacional.

En 2020, Paco Roca recibió el Premio Eisner por su trabajo en La casa. Además, una de sus obras, El tesoro del Cisne Negro, fue adaptada en una miniserie titulada La Fortuna por el cineasta Alejandro Amenábar.

Con una carrera consolidada y reconocimientos internacionales, Paco Roca se ha destacado como un referente en la novela gráfica y la ilustración en España.

¿De qué trata “Los surcos del azar”?

A través de los recuerdos de Miguel Ruiz, un republicano español exiliado en Francia, Paco Roca reconstruye la fascinante y olvidada historia de La Nueve, una compañía integrada en la segunda división blindada del general Leclerc, mayoritariamente formada por republicanos españoles. Esta obra aborda la valiosa contribución de España en la Segunda Guerra Mundial.

La mayoría de los jóvenes integrantes de La Nueve, con menos de 20 años en 1936, tomaron las armas por primera vez para defender la República española. Sin saberlo, permanecerían en el frente durante ocho años, hasta que el 24 de agosto de 1944 serían los primeros en entrar a París. Sus tanques de combate llevaban nombres evocadores como Madrid, Don Quichotte, Guadalajara, Ebro o Guernica, mientras que los soldados respondían a apellidos como Granell, Campos, Fábregas, Royo y Pujol. Estos valientes encabezarán el desfile de la victoria por los Campos Elíseos el 26 de agosto.

Aunque lograron una gran hazaña, su máxima meta de ver una España libre del franquismo no se cumpliría. La historia de La Nueve es un testimonio poderoso y conmovedor que merece ser recordado y apreciado.

¿Qué me ha parecido?

“Paco Roca, en su obra “Los surcos del azar” (2013), nos presenta una conmovedora historia basada en las vivencias de Miguel Ruiz, un exiliado republicano español en Francia. La trama se centra en La Nueve, una compañía formada por españoles que lucharon contra el fascismo y el nazismo durante la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.

Roca utiliza una estructura narrativa ingeniosa al alternar entre entrevistas actuales con Miguel y los acontecimientos históricos que vivió como soldado de La Nueve. A través de ilustraciones sencillas pero expresivas, el autor nos sumerge en el sufrimiento y la valentía de estos combatientes, presentando escenas bélicas y momentos de intensa emoción.

El cómic destaca por su excelente labor de documentación y el uso evolutivo del color, que enriquece la narrativa. Además, Roca añade otra capa de lectura mediante su propia entrevista con Miguel, lo que nos lleva a reflexionar sobre la verdad histórica y la memoria colectiva.

“Los surcos del azar” es una obra inolvidable que recupera del olvido a los héroes anónimos que lucharon por un mundo más justo. Paco Roca demuestra nuevamente su talento como narrador y artista, entregándonos una historia ambiciosa y conmovedora que merece la admiración y el reconocimiento del público. Y el resultado final no podía ser más acorde con las expectativas. ¡Es magnífico!

#comic #PacoRoca #libros

 
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from Blog de Doclomieu

Hace un par de meses me compré dos tintas para estilográfica perfumadas de la colección de J. Herbin “Les Subtiles”. Me compré Parfum Cacao y Parfum Violette, que vienen a sumarse a la muestra de tinta con olor que ya comenté en el blog (tinta con olor a whisky).

Parfum Cacao es una tinta color marrón plana con el aliciente de tener olor a cacao, que no a chocolate (aunque a mí me recuerda al olor de los batidos de chocolate tipo Cacaolat). Es un olor dulce que se nota desde el momento en el que se abre la estilográfica y mientras se va escribiendo. Tiene un buen desempeño, siendo fluida y con un secado rápido. Con esta tinta escribí una carta que, tras dos semanas de viaje hasta su destino, seguía emanando un sutil aroma a cacao.

Muestra de tinta de estilográfica marrón

Parfum Violette es una tinta color violeta con el olor de estas flores (hubiese sido toda una sorpresa que con este nombre tuviese otro color y olor). El color de la tinta es también plano. El olor me recuerda a los famosos caramelos de violetas que son tradicionales de Madrid y que siempre había en casa de mi abuela. Al igual que la tinta de cacao, el perfume puede olerse nada más abrir la estilográfica y también mientras se escribe. Lo curioso de esta tinta, que no me pasa con la otra, es que tras estar un rato escribiendo me entran ganas de comer caramelos de violeta. Con esta tinta no he escrito, todavía, ninguna carta, así que no sé cómo será el tiempo de residencia del olor en el papel. Lo que sí que he comprobado es que, en un cuaderno cerrado, el olor es todavía reconocible un par de días después de haber escrito.

Muestra de tinta de estilográfica violeta

Las dos tintas me han gustado y las iré cargando cada poco tiempo en mis estilográficas, aunque creo que no voy a volver a cargar dos tintas con olor al mismo tiempo. La única pega que les encuentro a estas dos tintas es que se secan muy rápidamente en las estilográficas. Tras un par de días sin uso, para poder escribir, he tenido que limpiar el plumín con un pañuelo para poder tener un buen flujo de tinta. Esto nunca me había pasado con ninguna de las estilográficas al usar otras tintas (normales) en ellas. Es posible que este efecto se haya visto incrementado por las olas de calor que hemos sufrido en Francia este verano. Tendré que probar estas tintas de nuevo en otoño o invierno para ver si este efecto tan dramático se observa siempre o si con unas temperaturas más agradables aguantan más tiempo sin secarse.

Para terminar, creo que es conveniente advertir que, aunque las tintas tienen olor, este no es excesivo, como leí en algún blog, en el que decían que tuvieron que sacar las muestras a la terraza porque era irrespirable. El olor de la tinta se nota, pero en ocasiones es muy sutil. Imagino que la postura a la hora de escribir y la distancia al cuaderno también puede hacer que el olor sea más o menos evidente. Cuando he usado estas tintas en el despacho o el laboratorio no he sido capaz de detectar su olor (y tampoco había ningún olor evidente que pudiese enmascararlas), solo en casa he podido disfrutar del olor de estas tintas.

Si queréis probar unas tintas perfumadas que fluyan bien, tengan color interesante y un buen olor, esta colección de J. Herbin es una buena opción (y económica, que está alejada de los 50-80€ de la tinta perfumada de Montblanc).


Y, como siempre, los hashtags: #estilográficas #tinta #fountainpen #Herbin

 
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from Linux: Comandos y configuraciones

Comandos basicos con ejemplos en terminal CLI Lo primeros es hacer el login.
$> bw login email@mi-emai.org
Si por alguna razon has salido sin hacer hacer el lock del vault. Tendras que seguir los pasos que sugiere cuando logueas. Algo parecido a

export BW_SESSION=“etZOPD9ad+3qYmb4bY+1c6HUmyxEbRv/dKXCfXd0njY854SPv0lxWZoaAcDPvmnwK90u1pbgwuCbCpKe1gWUAw==”

Podeis buscar todas las estradas con la orden: $> bw list items --search google El inconveniente es que sale unn Json grande y sin separar lineas

$>bw list items --pretty --search google

Pero lo mejor es esto:

$>bw list items --pretty --search oniros.eu | grep 'name\|username\|password'

nota: Es muy importante que no pongais espacios en los criterios de busqueda de grep, ya que los tendria tambien como valor de busqueda

Si por alguna razon no podeis ver las ultimas entradas que hemos realizado por otro dispositivo. recomendable es hacer un logout y luego introducir BW_SESSION sugerido.

Ya siendo mas pulcro podeis moldear el resultado con sed (Si tengo tiempo lo hago :) )

 
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